jueves, 19 de diciembre de 2013

Hay días en los que lo ves todo gris, el mal tiempo colabora, todas las noticias son malas.
Sin darte cuenta pones tu habitación patas arriba, te dan dos notas injustas, y lo único que quieres hacer es meterte debajo del nórdico y despertarte el día de nochebuena por la tarde, en casa de tus abuelos, y con un jersey de renos.

Si se hiciera lo que ahora mismo entiendo por justicia, rodarían cabezas de enemigos, profesores, y algún amigo también. Pero como creo que no es conveniente hacerme mucho caso en mi estado de enajenación transitoria, lo mejor que puedo hacer es correr y pensar en que mañana este suplicio habrá acabado (casi).