Amanecer noviembre con un nudo que me ata, un nudo que me mata.
Que no me deja gritar, ni llorar, ni pensar.
Encadenada de por vida a tu vida. Encadenado mi corazón a tu cama. Sin dejarse liberar; sin dejar de sufrir.
Las peores cadenas son las que nos ponemos nosotros mismos.
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